Cuando se habla de sostenibilidad en el empaquetado sanitario, la conversación casi siempre comienza con el reciclaje. Tiene sentido ya que el empaquetado médico a menudo incluye plástico, por lo tanto, un punto fundamental debe ser el procesamiento de plástico y otros materiales de empaquetado de la manera más sostenible posible.
Con reciclaje, nos referimos al proceso de recolección, clasificación, procesamiento y conversión de materiales de desecho en nuevos productos, como se establece aquí:
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Recolección: los materiales de desecho se recolectan de hogares, negocios y otras fuentes, y luego se llevan a una instalación de reciclaje.
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Clasificación: los materiales se clasifican por tipo y calidad para garantizar que se puedan procesar de manera efectiva.
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Procesamiento: los materiales se limpian, trituran y transforman en nuevos materiales, como fibras o gránulos, que pueden usarse en la fabricación de nuevos productos.
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Fabricación: los nuevos materiales se usan para crear nuevos productos, como papel reciclado, envases de plástico o latas de metal.
Los objetivos finales del reciclaje son reducir los residuos, conservar los recursos y minimizar el impacto ambiental de las actividades humanas. El proceso anterior describe el reciclaje mecánico tradicional. En este proceso, los pasos dos y tres son muy importantes. Los diferentes materiales deben clasificarse porque se transforman mecánicamente en nuevos materiales sin cambiar sus estructuras químicas. Los polímeros no se ven afectados y se pueden reutilizar una y otra vez en productos iguales o similares. Estos plásticos reciclados se pueden usar en muchos tipos de productos, incluidas piezas de automóviles, bolsas, suelos, mangueras y empaquetado.
Dicho esto, los materiales reciclados como este no se pueden usar en empaquetado médico. El empaquetado sanitario es una industria fuertemente regulada con la obligación de que todo el empaquetado esté hecho de material virgen. Actualmente, no se permite el material reciclado con el argumento de que no hay forma de saber si el material reciclado es aceptable desde una perspectiva regulatoria o de trazabilidad. Por lo tanto, si bien existe la opción (y, en realidad, la obligación) de reciclar el empaquetado médico, actualmente el material reciclado está prohibido para el empaquetado médico.
Esta es parte de la razón por la que ha habido algunos avances en el tercer paso del proceso anterior. En el reciclaje mecánico, los procesos como la molienda, el lavado, la separación, el secado, la regranulación y la preparación, descomponen el plástico, pero no a nivel molecular. Esa es la gran diferencia entre el reciclaje mecánico y el reciclaje avanzado, un proceso más completo que también se conoce como reciclaje molecular o químico. Las tecnologías de reciclaje avanzadas usan calor, reacciones químicas, o ambos, para descomponer los plásticos usados en cadenas de polímeros más pequeñas o monómeros. Estos monómeros luego se separan y se recombinan en nuevos polímeros para su uso en nuevos productos o empaquetados.
La mayor ventaja del reciclaje avanzado es que puede reciclar plásticos que son difíciles de reciclar mecánicamente. Por ejemplo, los plásticos mixtos o los plásticos contaminados no son un problema para el reciclaje avanzado. Devolver el plástico a su nivel molecular hace posible utilizar esos componentes como materia prima para producir nuevos plásticos u otros productos químicos, lo que reduce la necesidad de combustibles fósiles vírgenes y contribuye a una economía circular más sostenible.
El potencial para el reciclaje avanzado es significativo y seguramente recibirá mucha atención en los próximos años. Con el reciclaje mecánico en práctica en el futuro próximo, vale la pena continuar explorando formas adicionales de mejorar este proceso también. Por ejemplo, ¿existen formas más fáciles de clasificar, o incluso usar materiales que no necesitan clasificarse? Y, por supuesto, la cuestión más importante siempre será reducir el plástico por completo para reducir la huella total del empaquetado.
