Reacción a las aranceles aplicables al empaquetado: Consejos para la continuidad de la cadena de distribución
Dado que los titulares cambian rápidamente y el debate sobre los aranceles evoluciona a diario, puede ser difícil saber cuál es la mejor forma de actuar para garantizar la continuidad del negocio. ¿Cómo prepararse cuando no se sabe para qué prepararse?
La parte más interesante de esta situación es su fluidez. El agitado entorno en el que vivimos ahora mismo hace que sea difícil navegar. Lo que sí sabemos es que esta no es la primera vez que hemos visto un panorama disruptivo en la cadena de distribución en los últimos 10 años, y ciertamente no será la última. Hemos visto cómo se congelaban los conflictos geopolíticos, las guerras comerciales, la congestión portuaria, la COVID-19 y Texas, entre otros. La única constante es que la disrupción está en todas partes y, en última instancia, cómo la gestionamos es la parte más crítica.
Pasé los inicios de mi carrera profesional trabajando y estando al frente de elementos de la cadena de distribución en Cook Medical. Cuando surge alguna disrupción potencial, me gusta apoyarme en esos primeros días y contemplar un enfoque que funcione para mis equipos hoy y, en última instancia, priorice a nuestros clientes. Teniendo esto en cuenta, recomiendo a nuestros clientes que se centren en reducir riesgos al trabajar con los proveedores:
Mantener niveles adecuados de existencias de seguridad.
Adoptar la comunicación con los proveedores.
Comprender la estrategia de abastecimiento del proveedor.
Mantener la mente abierta al cambio.
Tener en cuenta la gestión de riesgos.
Trabajar con un equipo de proveedores experimentado.
El mejor consejo que puedo dar ahora mismo es adoptar la comunicación y compartir de forma proactiva cualquier novedad, ya sean buena o mala, sobre cambios y acontecimientos que tengan impacto en el negocio. Busque además esas pequeñas mejoras que se pueden hacer hoy y que producirán mejoras incrementales a corto y medio plazo. Desafortunadamente, no hay una fórmula mágica (¡ojalá la hubiera!): se trata de ser flexible, comunicarse bien, priorizar las acciones en función de la probabilidad y el riesgo, y trabajar estrechamente con los socios.
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