152 kilogramos. 4500 toneladas. 134 hectáreas. No importa cómo lo diga, no es positivo ni sostenible. Estos números reflejan la cantidad de residuos médicos de una sola cirugía, en un estudio de cuatro hospitales durante tres meses en Nueva Zelanda. 152 kilogramos equivalen al peso de un frigorífico vacío, un piano pequeño e incluso un elefante bebé. Dejemos que lo asimile. Quizás aún más alarmante es el hecho de que esto es solo un pequeño porcentaje de los residuos médicos generados en Nueva Zelanda y una gota en el cubo de los residuos médicos recolectados en todo el mundo cada año.
Durante muchos años, los hospitales y las instalaciones de atención médica han considerado o iniciado programas de reciclaje y otros programas de sostenibilidad, pero estos a menudo se encuentran en áreas ajenas al quirófano. Ahora, con la COVID-19 y el aumento exponencial de los residuos médicos, Asia ha implementado un nuevo desafío de residuos médicos. Este cambio de cultura será difícil, pero muchos argumentan que el cambio es necesario para un futuro sostenible.
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